
El crecimiento sostenido de los servicios digitales, la computación en la nube y la inteligencia artificial ha situado a los centros de datos como infraestructuras clave para el tejido económico mundial. Sin embargo, su proliferación también genera inquietudes entre las comunidades locales por el consumo energético y de recursos que implican estas instalaciones.
Ante este contexto, Arup ha realizado un estudio en el que examina cómo los centros de datos pueden contribuir al desarrollo socioeconómico local si se planifican con una visión más integrada.
Enfoque participativo en la planificación
Arup plantea modificar el proceso tradicional del desarrollo de centros de datos —basado principalmente en criterios técnicos— e incorporar desde fases tempranas mecanismos efectivos para la participación ciudadana. Esta aproximación busca asegurar que los beneficios derivados sean tangibles y respondan a las necesidades reales del entorno donde se ubican estos proyectos tecnológicos.
Entre las propuestas destaca reservar espacios dentro del campus tecnológico para usos comunitarios como jardines o parques públicos, así como aprovechar el calor residual generado por estas infraestructuras para sistemas urbanos de calefacción eficiente. Estas iniciativas pretenden reforzar tanto la integración urbana como mejorar directamente aspectos cotidianos vinculados al bienestar social.
Impacto económico: generación laboral y estímulo empresarial
La construcción a gran escala de un centro de datos puede requerir entre 1.000 y 1.500 trabajadores durante periodos comprendidos entre cinco y diez años; cifras que representan una fuente significativa para dinamizar mercados laborales locales. Además del empleo directo asociado a obras e instalaciones técnicas especializadas, surgen oportunidades indirectas ligadas al suministro logístico o servicios auxiliares demandados durante todo el ciclo constructivo.
Por otro lado, muchas nuevas plantas incorporan fuentes renovables —como paneles solares o turbinas eólicas— lo cual permite compartir excedentes energéticos con poblaciones cercanas reduciendo costes eléctricos regionales e incrementando así su calidad ambiental generalizada.
Mejora medioambiental e infraestructura digital avanzada
El diseño paisajístico adaptado favorece no solo áreas verdes sino también zonas recreativas abiertas a residentes próximos mejorando biodiversidad urbana mientras facilita mayor aceptación social hacia estos desarrollos tecnológicos avanzados.
Asimismo, la presencia establecida de redes propias asociadas fortalece significativamente conectividad digital especialmente relevante en regiones periféricas donde históricamente existía menor acceso rápido internet u otros servicios telemáticos avanzados; esto abre posibilidades económicas adicionales mediante formación online o actividades empresariales remotas hasta ahora limitadas por carencias estructurales previas.